-El Pasado-

Si dejas cabos sueltos no te olvides de comprobar que la puerta que está a tu espalda sigue cerrada.

Despertó en medio de la noche. El corazón le latia de forma vertiginosa y como desde hacía tres noches un extraño estremecimiento le encogía el estómago . La sensación de sentirse vigilado, como si las paredes tuviesen ojos que se clavaban como puñaladas en su nuca.

Por fin pudo armarse de valor y encender una vela. Examinó la habitación lentamente, la tenue luz se perdía en los rincones dejando intuirse confusas siluetas que lejos de calmar su alma perturbaban aún más su alma.

-¡¡Ya esta bien!!- Se dijo a si mismo. No iba a dejar que esa situación perdurara más tiempo. Se armó de valor, aferrado a la sutil luz de la pobre vela decidió salir de la cama y enfrentarse a sus miedos.

Despacio y conteniendo la respiración examinó cada rincon del aposento. Una carcajada nerviosa salió de su garganta al comprobar que simplemente era un terror infantil y resolvio volver a dormir. Apagó la llama pero… Un leve siseo volvió a ponerle en alerta. Miró en todas direcciones y no consiguió ver nada. Estaba completamente helado ¿Qué estaba pasando? Intentó hablar pero sus palabras se congelaron en su garganta al escuchar una voz en su nuca.

-¿Nervioso?-Dijo una sombra.

No podía creerlo. No podía ser verdad. No era posible que pudiera escuchar esa voz de nuevo. Él mismo se ocupó de conducirlo al infierno.

-¡Vaya! parece que no me esperabas. Te he estado buscando. Tenemos una deuda pendiente ¿Recuerdas?

Por fin consiguió moverse y darse la vuelta pero alli no había nadie. Se estaba volviendo loco y su corazón amenazaba con salirse del pecho.

-¡Jajajaja! – Otra carcajada resonó esta vez fuerte, clara y cruel – ¿Qué te pasa? ¿Se te ha comido la lengua el gato?

No podía ser. Era imposible. Como pudo encendió la vela, pero lo que vio en ese momento hizo que deseara no haberlo hecho. El resplandor de una mirada cruel se dejó intuir en un rincón oscuro.

-¡No es posible, tu estas muerto! Yo te dejé en aquel calabozo para que te pudrieras.

-Así lo hiciste pero olvidaste que el pasado siempre regresa. No puedes negarme que sabías que vendría. Que esas muertes no te recordaban a mí, que no te recordaban tu mentira. Siempre has sabido quien, mejor dicho qué era. Jamás te importó porque acababa con tus porblemillas sin hacer ruido ni dejar rastro. Ningún tipo de rastro. Solo hizo falta dinero para que te olvidases de todo y me vendieras como una sucia rata.

Se acercó a él sonriendo, con una mueca macabra en la cara.

-Yo no quería – dijo el alguacil – me obli…

-¡¡Cállate!! – Escupió César al mismo tiempo que aferró la traquea de su amigo con su mano. Sintió el aire, entrando y saliendo de aquel cuerpo. La arteria bombeando sangre con fuerza. Imaginó su colmillo desgarrandola. Una pequeña mueca de satisfacción macabra se dibujó en su rostro- ¿Quién fue? ¿Quién hizo esa ridícula copia barata de mi arte?

-Yo… Yo… – La mano se aferró con más fuerza- No lo sé, una vieja juró haber visto una muchacha que corrió hacia las casas de la posada, detrás el palacio. No sé más. No me ma…

Sonó un crack. Dejó de gimotear, de lloriquear. Su cuerpo quedó como un muñeco de trapo. Sus labios morados, su boca abierta, sus ojos… Rojos… Como bañados en vino… El vino…

Cesar pasó su lengua por sus afilados dientes, era hora de hacer algo digno de un dios con ese deshecho humano.

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