Publicado por Irene Adler Spinelli
Era una oscura noche de verano del año 1990.
Una fuerte tormenta se cernia sobre la pequeña cuidad de avila, cuyos relámpagos otorgaban a las tortuosas calles de la cuidad un aspecto fantasmagórico, propio de peliculas antiguas rodadas en blanvo y negro de monstruos y mazmorras.
Ya desde el primer llanto, en esa noche de tempestad, se pudo notar como sería parte de su alma negra y oscura como el carbón...
Irene Adler Spinelli
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